El Príncipe domesticado
Iba buscando a un hombre y, de un Zorro, aprendió la medida de todas las cosas

Antoine de Saint Exupery y El Principito: ellos dos nos domesticaron, nos mostraron nuestro valor y el sentido de la existencia
Una mañana, luego de que el Principito hiciera todas sus labores, de que deshollinara los volcanes de su planeta, de que limpiara la superficie, no fuera que un baobab creciera y destruyera al pequeño astro, como aquellas raposas que hay que cazar, no sea que destruyan la viña (Cantar de los cantares, 2,15), después de todo eso, fue a hablar con su rosa. Ella era orgullosa y gustaba de humillar al muchacho… lo hirió y él prefirió irse, desgarrándose de dolor.
Recorrió varios planetas: el del contador, metido en los números y el dinero; el del geógrafo, buscando siempre un explorador que le contara de las formaciones y el relieve, pero que nunca vio nada de aquello sobre lo que escribía; el del Rey, que, por sobre todo, quería súbditos; el del farolero, en aquel planeta en que el día y la noche duraban minutos, apaga-prende, apaga-prende: algo útil, pero un sinsentido… Ésa era la vida de todos estos personajes, con posiciones y ocupaciones, soplos de viento, naderías. Pero la peor era la del borracho: “- ¿para qué bebes?; – para olvidar; – ¿para olvidar qué?; – la vergüenza; -¿vergüenza de qué?; – de que bebo…”. La vida en un círculo, en un círculo vicioso…
A 39, 41, 10 y 4 de Galarraga
Cabrera está por convertirse en el “rain maker”
Ayer, en el US Cellullar Field de Chicago, en el 1er inning del primer juego de una serie a 3 entre Tigres y Medias Blancas, Miguelito Cabrera, “doble Tigre”, bateó un palo pa la calle. Más tarde bateo otro hit, en otros tres turnos, para un total de 4-2. Con eso, Cabrera llegó a 111 empujadas y 37 jonrones esta temporada y 358 de por vida; aparte de que elevó su promedio en este año a 366. Los records en estos departamentos para un venezolano en las grandes ligas están todos en manos de Andrés Galarraga, con 150, 47, 399 y 370, respectivamente. (más…)
El batazo que siempre recordaré
Siempre he discutido algo en el beisbol: ¿cómo se mide la emoción? ¿Cómo se mide una hazaña épica? ¿Cómo se puede medir lo que transmite un turno como el del viernes por la noche? Eso no se puede tabular, hay que estar allí para verlo, para sentirlo, para vivirlo; a fin de cuentas, vivir es la aventura más hermosa de todas y lo de Miguel Cabrera contra Mariano Rivera es algo que debía paladearse. (más…)