Sin Derrick Rose, nadie daba un centavo por ellos
‘Joakim Noah es un guerrero’. Digamos que ésa es un proposición que el profesor usará de ejemplo, en una clase de lógica I. Se trata de la premisa menor, de una proposición particular. El profesor quiere que los estudiantes tengan un ejemplo claro de silogismo válido: les pone como premisa mayor la siguiente: ‘los guerreros mueren con las botas puestas’. La conclusión es ésta: ‘Joakim Noah [si muere] muere con las botas puestas’. Eso no es un secreto para un número de personas, especialmente para Gregg Oden, al que los Gators de Noah dejaron sin el sueño de ser campeón de la NCAA, del basket universitario estadounidense; lo sabe Gainsville, una ciudad entera que por dos años se rindió ante Joakim, el dominicano Al Horford y sus compañeros. Lo sabemos los que sabemos un poquito de estas lides. Así, puedo concluir: el silogismo es válido, pero, además, dice verdad.
El profesor de lógica sigue. “Un paréntesis, Carlos Boozer no es la estrella que creían en los Bulls, pero podemos usarlo para otro silogismo: ‘Los guerreros no se entregan, CB es un guerrero; ergo, Carlos Boozer no se entregará’, eso está visto, muchachos”. Va con otro: “Un guerrero da trabajo duro a los que lo quieren tumbar, Jimmy Butler es un guerrero…”. Y otro: “Nate Robinson no es D. Rose, pero es un guerrero; los guerreros no mueren; por tanto, Nate Robinson no….”…. Por tanto, Miami: agárrense los pantalones, pónganse las alpargatas, que lo que viene es joropo…
LeBron y su combo y su estela de aduladores e idólatras creyeron que les venía otro paseo; se frotaron las manos. Cuando se lesionó Russel Westbrook, pensaron: “uuummm, ya no tenemos rival, ¿Durant solo o los viejitos de San Antonio? Miro pa un lado, miro pal otro y, como Pedro Navaja, no veo a nadie”. LeBron, hiciste mal, creíste que fue una casualidad la ruptura de la racha de 27 partidos y que fue sólo posible, porque fue en Chicago: estaban cansados, presionados por la historia, etc. Pero ¿qué pasó el lunes? Ah, ya sé, les quebraron, en Miami, abriendo la serie semifinal de Conferencia, la racha de 13 ganados en forma consecutiva.
Un consejo desde la rebelión de la esencia: frente a un guerrero, uno no se confía, uno se pone botas y pantalones y se faja, que un guerrero no se va a entregar, “un guerrero caído jamás será un guerrero vencido, que su Fe lo levanta y vuelve a luchar otra vez”. Muchachos, Toros, a darle duro, mostrarles que los campeonatos no los ganas por cara bonita o billete y la formación de un trabuco. Se gana en la cancha, sudando, dando lo máximo, llegando a donde no puedas, con lesiones duras y dolorosas, reventándote 144 minutos de juego seguidos. A la manera de los Bulls de Chicago, versión 2013. Arriba muchachos, desde aquí los estamos viendo. Y gracias por semejante efusión de corazón humilde y valiente. Arriba la rebelión de la esencia.